Aunque la relación entre arquitectos e ingenieros nunca ha dejado de ser controvertida, lo cierto es que, tanto unos como otros, cruzan muchas veces las fronteras de su profesión y se adentran en el inhóspito mundo del contrario.  Pues bien, desde aquí los animamos a hacerlo más a menudo, porque los resultados, en un lado y en el otro, suelen ser un soplo de aire fresco. Un cambio de enfoque que aporta soluciones novedosas, aunque muchas veces no terminen de funcionar, quizás por falta de perspectiva, o en muchos casos por estar adelantadas a su tiempo.

Este último es el caso de algunos de los coches que veremos a continuación. Por supuesto, si hablamos de arquitectura contemporánea y de grandes figuras, ya podrás hacerte una idea de a quién vamos a dar un protagonismo especial… Efectivamente, el arquitecto total: Le Corbusier.

Voiture Minimun de Le Corbusier y Pierre Jeanneret

Los primeros bocetos datan de 1928, pero antes de hablar de la Voiture minimun, queremos contarte algunas curiosidades sobre la relación de Le Corbusier con los coches: La verdad es que le encantaban, especialmente los pertenecientes a la firma francesa Voisin, fabricantes de aviones y automóviles. Precisamente con el patrocinio de esta marca, el genial arquitecto suizo elaboró un plan que quizá conozcas por su segundo nombre: Ville Radieuse. ¿A qué sí? Te hemos hablado ya de él. Lo que no te habíamos dicho es que el plan genial de Le Corbusier para demoler el centro de París y llenarlo de rascacielos, parques y avenidas como autopistas se presentó por primera vez como Plan Voisin.

Y a Voisin también debemos la parte baja curva de Villa Saboya, diseñada de acuerdo al radio de giro de su coche personal, el cual también salió más veces en fotografías frente a los edificios recién terminados. Una efectiva estrategia publicitaria para relacionar el lujo de los coches deportivos con sus proyectos; la machine por excelencia junto a la machine à habiter.

Pero si volvemos a su faceta como diseñador, nos encontramos con la Voiture Minumun, una propuesta de coche utilitario, sencillo y con gran habitabilidad, pensado para recorrer las titánicas calles de su París reinventado: con tres plazas delanteras y una lateral trasera, el espacio estaba aprovechado al máximo, mientras que su sencillez mecánica garantizaba una fiabilidad a toda prueba. Por desgracia, el coche de Le Corbusier y su primo no llegó a ver la luz, aunque muchos ven en el mítico dos caballos y en el legendario escarabajo, algunos de los rasgos más característicos de la Voiture Minumun.

Adler Standard 8 de Walter Gropius

Seguimos con otro de los pilares del movimiento moderno, el fundador de la Bauhaus, Walter Gropius. Corría 1931 cuando recibió el encargo de la marca alemana Adler para diseñar su modelo insignia, el Standard 8, que terminaría siendo un gran fiasco comercial. A pesar de su presentación en los más prestigiosos salones del automóvil de la época y pese a contar con el nombre y los detalles de diseño de un arquitecto ya célebre en su momento, el standard 8 no consiguió hacerse un hueco en el mercado premium de los años 30. Eso sí, el fracaso de ventas no le impidió a Gropius disfrutar de su Adler, junto al que se fotografió en numerosas ocasiones.

Dymaxion de R.B. Fuller

En 1933, solo dos años después del Adler de Gropius, el arquitecto norteamericano Richard Buckminster Fuller presentó un coche que parecía venido del futuro. Su inspiración aeronáutica dio lugar a un coche de seis metros y tres ruedas construido en aluminio. Una aerodinámica privilegiada y un peso liviano para la época conseguían consumos record y una inusitada velocidad de 190 kilómetros hora. Todo con una habitabilidad sobresaliente y capacidad para 11 pasajeros, un record que se vio truncado en una de las pruebas de presentación, cuando uno de los tres prototipos volcó y su piloto resulto muerto en el accidente.

Sin embargo, en 2011, Norman Foster decidió construirse su propio Dymaxion. Un pequeño homenaje del Pritzker a Fuller, del que fue discípulo y colaborador en los 60. A partir de un archivo fotográfico de 2000 imágenes, Foster y la empresa de restauradores Crosthwaite & Gardiner han resucitado esta unidad única 80 años después. Por su parte, Fuller, a pesar ver incompleto su sueño automovilístico, consiguió pasar a la historia de la arquitectura gracias a sus cúpulas geodésicas, patentadas en los 50 y hoy en día plenamente vigentes en multitud de instalaciones militares en todo el mundo.

Z-Car I de Zaha Hadid

Terminamos el viaje con un salto al futuro a cargo de la genial Zaha Hadid, que, en cierta forma recupera el concepto de Le Corbusier a la hora de diseñar un coche cuyo hábitat natural es la ciudad. Con tres ruedas, como el Dymaxion, pero mucho más pequeño, su motor de hidrógeno no emite ningún tipo de contaminante y sus formas escultóricas guardan la posibilidad de cambiar el tamaño del coche para adaptarse a distintos usos y espacios. Un ejercicio de estilo creado para la galería Rove de Nueva York en colaboración con el artista Kenny Schachter que explora la movilidad urbana en las próximas décadas. O lo que eso lo mismo, otro buen ejemplo del legado de la arquitecta iraní.

TEXTO: Nacho Carratalá / FOTOS y VÍDEOS: CSIC, Stern, Wikiarquitectura, Memarliq, Reddit, Adler Club, Escuderia, YouTube.

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