Cómo combatir el frío de forma sostenible
Este último verano ha sido especialmente cálido, pero, llegado el otoño, el frío empieza a ser motivo de preocupación. El elevado precio de la energía y la necesidad de ser más sostenibles nos obligan a intentar ahorrar lo máximo posible. ¿Te parece difícil? Te prometemos que, con estos consejos, lo conseguirás.
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Lo cierto es que nos hemos demorado más de lo previsto, ya que el Real Decreto se ha aprobado para cumplir una directiva de la Unión Europea que tendría que haber entrado en vigor hace al menos cinco años. Tal retraso le ha valido a España una sanción por parte de la UE.
Todos queremos llegar a un hogar acogedor y caldeado en el que podamos olvidarnos del abrigo y sentirnos cómodos. Por supuesto, no hablamos de ir en mangas de camisa, pero sí de vestir prendas ligeras como una sudadera o un jersey. Sin embargo, para eso, las temperaturas en el interior de la vivienda han de ser las adecuadas. ¿Y cuáles son?
¿Cuál es la temperatura ideal para una casa en invierno?
Según las indicaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE), para que alcancemos el confort térmico, la temperatura óptima de día debe situarse entre 19 y 21 ºC, mientras que, por la noche, se recomienda bajarla hasta los 15 y 17 ºC. Un tema de especial importancia, sobre todo si tenemos en cuenta que el 47% de nuestra factura anual de energía corresponde a gastos de calefacción.
¿Qué tipo de calefacción consume menos energía?
Esta es la pregunta que muchos se formulan cuando el verano llega a su fin y queremos optar por el sistema de calefacción más eficaz y sostenible posible. Con el precio de la electricidad y del gas marcando máximos históricos, conviene mantener la mente abierta y buscar otras opciones más allá de las tradicionales:
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Biomasa: con ella, se consigue aprovechar los residuos orgánicos procedentes de las podas de bosques e incluso de los huesos de las aceitunas, lo que lo convierte en un combustible muy económico y sostenible. Sin embargo, necesitamos un conducto de evacuación de humo al exterior y retirar continuamente las cenizas, además de estar al tanto de la limpieza del tubo de combustión. Sin lugar a dudas, es la mejor opción si tenemos una casa de campo porque es muy eficiente y creará un ambiente muy hogareño.
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Aerotermia: un sistema que consigue extraer la energía presente en el aire y que se está popularizando en muchos hogares. Aunque es importante tener en cuenta su alto coste inicial, es cierto que es la opción con mayor ahorro a largo plazo. Para ello, se utiliza una bomba de calor que, a través del aire del exterior, consigue calentar el agua que luego circula por los radiadores o el suelo radiante.
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Geotermia: este método obtiene la energía de la tierra y nos sirve para calentar la vivienda de una manera respetuosa con el medio ambiente, además de ser sumamente eficaz.
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Calefacción por infrarrojos: un método que está ganando posiciones, puesto que los expertos afirman que se trata de la calefacción más ecológica que existe. La explicación la hallamos en su nula generación de emisiones de CO2 a la atmósfera y su larga vida útil.
¿Cómo calentar una casa de manera natural?
Aunque es cierto que la calefacción es básica en cualquier hogar, sobre todo en aquellos situados en las regiones más al norte de la península, determinadas pautas pueden ayudarnos a retener el calor y, en consecuencia, a reducir de manera considerable el coste de la factura. Las abordamos a continuación:
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Bajar las persianas en cuanto anochezca y correr las cortinas, ya que de este modo evitaremos las pérdidas de energía. Así, conviene resaltar que según el IDAE, entre el 25 % y el 30 % de la calefacción se pierde por las ventanas.
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Aprovechar la luz del sol, especialmente las horas de mayor exposición para calentar de una manera natural el hogar. Por este motivo, te recomendamos que retires toldos y que subas las persianas para permitir la entrada de los rayos de sol que te permitirán ir caldeando la estancia con un gasto energético nulo.
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Evitar las pérdidas de calor que se producen por el suelo es otro aspecto que no debemos descuidar. Por lo tanto, te recomendamos recurrir a las alfombras que no tienen un fin meramente estético, sino que van mucho más allá dado que ayudan a preservar la temperatura. También reemplazar pavimentos como el mármol por suelos más cálidos, como la moqueta y el parqué, puede resultar de gran ayuda.
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Un buen aislamiento es crucial a la hora de lidiar con el calor o con el frío del exterior. En este sentido, conviene hacer los deberes y procurar que tanto ventanas y puertas estén correctamente aisladas. De este modo, evitaremos que el calor escape. ¡Ah! y no olvides que en puertas o suelos siempre podemos colocar burletes, así como cubrir fugas con masilla o silicona.
Por supuesto, una vez que pongas la calefacción en marcha, sé especialmente cuidadoso con los siguientes puntos:
- Coloca adecuadamente los muebles, pues a veces cometemos el error de ubicarlos en zonas cercanas a los radiadores, donde impiden que el calor se distribuya correctamente.
- Purga los radiadores antes de la nueva temporada para asegurarte de que funcionan al 100 %.
- No pongas ropa encima de los aparatos. Este gesto frena su eficacia y, además, gastarás más.
Ahora que ya sabes un poquito más sobre un uso eficiente de la calefacción, estamos seguros de que ahorrarás y contribuirás a cuidar el planeta.
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