Uno de los momentos más satisfactorios a la hora de comprar una casa llega cuando por fin hemos terminado de pagar todas las cuotas de nuestra hipoteca. No obstante, todavía quedan unos últimos pasos para dar por zanjado este asunto. Así, muchos se preguntan cómo hacer la cancelación registral de una hipoteca. ¿Es tu caso? Te lo explicamos a continuación.
Uno de los primeros trámites pasa por dirigirnos a la entidad con la que teníamos contratada la hipoteca y solicitarle un certificado de deuda cero, el cual nos servirá para acreditar que el préstamo hipotecario ha sido saldado en su totalidad. El banco emitirá este documento de manera gratuita para el cliente.
Dicho certificado tendremos que llevarlo a una notaría. Es cierto que puede resultar un trámite tedioso y, por este motivo, cabe la posibilidad de que el banco se encargue de ello, pero ten presente que te cobrará las comisiones y gastos correspondientes. Otra opción es contratar a un gestor para que se ocupe de todo, aunque igualmente deberá ponerte al tanto de los costes para evitar sorpresas.
Has de recopilar todos los documentos mencionados anteriormente; en concreto, hablamos de copia del impuesto, el certificado de deuda cero y la escritura. Así, nos presentaremos con todos ellos en el Registro de la Propiedad para hacer efectiva la cancelación.
Sentimos decirte que no es un trámite gratuito, aunque afortunadamente no se puede considerar caro. De esta manera, si tuviéramos ante nosotros la cancelación de una hipoteca de unos 150.000 euros, tendríamos que abonar unos gastos notariales de 55 euros, a los que se sumaría la tarifa del registrador, que se situaría en torno a los 43 euros.
Debemos recordar que la cuantía de estos trámites viene condicionado por dos factores:
Existen una serie de documentos y trámites por los que, en ningún caso, podrán cobrarte. Toma nota de cuáles son para evitar un posible abuso:
Pero tampoco podrán cobrarnos estos que siguen desde la notaría:
Por su parte, los Registradores también tienen prohibido cobrar por conceptos como los que apuntamos a continuación:
Saldar nuestro préstamo hipotecario es motivo de alegría, pero no podemos olvidarnos de efectuar estos trámites básicos y sencillos para dar por concluido el proceso. Solo así podremos poner a la venta el inmueble hipotecado o simplemente disfrutar de él con la máxima tranquilidad.