Las herencias son fuente de dudas y, en ocasiones, hasta de discrepancias entre todas las partes involucradas. Lo cierto es que no resulta fácil determinar la distribución de los bienes, sobre todo si se trata de un bien indivisible como una vivienda, porque ¿cómo se reparte una herencia de una casa?
Sin duda, la complejidad del asunto viene dada por la naturaleza indivisible del inmueble. En este caso, se suele optar por dividir la vivienda en partes proporcionales. Esto obligará a los herederos a tener que someterse a un proindiviso, una copropiedad o una comunidad de bienes. No obstante, no todos parecen mostrarse conformes con esta situación y nos podemos encontrar con diferentes escenarios. En concreto, hablamos de los siguientes:
Debemos tener presente que nuestro código civil defiende que nadie puede ser obligado a permanecer contra su voluntad en un proindiviso. Así, puede plantearse la venta de su porción de herencia. No obstante, debe respetar el derecho de adquisición preferente que ostentan el resto de propietarios. De esta manera, cualquiera de ellos puede optar por comprar su parte al hermano que desea desprenderse de la suya.
Otra posible solución –siempre que haya acuerdo entre todos los herederos– es la venta de la casa a un tercero y que los hermanos se repartan el dinero obtenido con la operación.
Por supuesto, otra alternativa es que uno de los herederos se quede con la casa e indemnice económicamente al resto. También es factible que el fallecido dispusiera algo semejante en su testamento. De esta manera, uno de los hijos, por decisión de la persona fallecida, hereda la casa, mientras que los demás reciben dinero en compensación. No obstante, este escenario solo sería posible en el caso de que el testador tuviera liquidez suficiente.
Si parece que es imposible pactar una solución que guste a todas las partes implicadas, será necesario recurrir a un procedimiento judicial de división de cosa común.
Y, como último extremo, la vivienda saldría a subasta pública con el correspondiente reparto del dinero, aunque esta posibilidad es poco conveniente.
No obstante, existen casas que sí que permiten una adecuada división entre partes. Por ejemplo, una extensa finca que puede fragmentarse en tantas secciones como herederos comuneros existan.
Como hemos visto, heredar una vivienda puede ser objeto de múltiples controversias e incluso motivo de disputa entre las partes implicadas. Por este motivo, siempre es recomendable tratar de llegar a un acuerdo que satisfaga a todos. No podemos pasar por alto que esta vivienda en muchas ocasiones tiene un gran valor sentimental para todos o alguno de los herederos, lo que dificulta aún más todo el proceso.
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