La recolección de agua de lluvia es una forma de ahorro sostenible que podemos llevar a cabo en casa. Es perfecta para regar nuestras plantas, usarla en la limpieza del hogar o para darle un baño a nuestra mascota. La reutilización de este recurso gratuito y ecológico es una práctica que se ha llevado a cabo durante milenios. A continuación, te ofrecemos algunos consejos para que la recogida de agua de lluvia sea útil y sencilla. Sobre todo si tienes una vivienda independiente, un ático o una vivienda con una o varias terrazas.
La reutilización de un bien como el agua de lluvia, además de un ahorro en nuestra factura, es una actividad beneficiosa para el planeta. Reducir la huella de carbono y convertir nuestro hogar en un espacio sostenible es posible a través de pequeños gestos como este.
Existen varias opciones a la hora de recoger agua de lluvia: podemos realizar la recolección a través de los canalones y dirigirlos hacia un depósito, aunque otra opción es recolectarla en recipientes como cubos o barreños.
Los canalones, instalados en los tejados de las casas evitan daños como humedades y desconchones. Son perfectos para la recogida pues dirigen el agua a través de un tubo bajante hacia un depósito definitivo o temporal. El vaciado periódico será vital para impedir que rebose y se desperdicie el agua.
Los recipientes suponen una manera sencilla de captar agua de lluvia colocando en el exterior de nuestro hogar, en la terraza o el alféizar de las ventanas, un barreño o un cubo. Una vez lleno, podemos almacenar el agua en un lugar adecuado para su posterior uso.
La cantidad de agua dependerá no sólo del volumen de precipitaciones sino también de la eficacia del sistema de recogida.
Dentro de los sistemas de almacenamiento encontramos varias opciones. Los tanques subterráneos suponen una obra previa y necesitan un cuidado extremo para evitar filtraciones de tierra. Además, los reservorios exteriores como un pozo o una zanja de recarga precisan especial limpieza para evitar la suciedad o los insectos.
Por tanto, la forma más sencilla de conservar agua de lluvia es dentro de un barril o cisterna, o bien, de una garrafa más pequeña, si no disponemos de mucho espacio ni de la posibilidad de almacenar grandes cantidades de agua. Sea como sea, deben estar cubiertos de una malla que evite cualquier elemento externo que contamine el líquido del interior. El mejor material para este depósito es el polietileno.
Son varios los usos que le podemos dar al agua de lluvia recogida, pero lo más importante es mantenerla exenta de contaminación. Este líquido natural está libre de cualquier producto químico por lo que, sin tratar, es adecuado para diversos fines.
La lluvia es ideal para el riego, pues aporta dióxido de carbono a las plantas y contribuye a su crecimiento. Además, penetra en la tierra y fortalece las raíces sumando una mayor cantidad de nutrientes.
Por otro lado, con esta agua podemos hacer limpieza dentro y fuera del hogar, lavar el coche e incluso nuestra ropa. Al contener menos cantidad de sarro, es perfecta para prendas delicadas. Por último, también podemos darle un baño refrescante a nuestra mascota.
El consumo de agua de lluvia recién recogida no es recomendable, pero, si le damos el tratamiento correcto podremos degustarla. Para este fin, filtrarla y hervirla es esencial para eliminar las impurezas o suciedad que pueda contener. Y, si no te quedas tranquilo, también es posible su purificación a través de filtros de carbón, de arena, de PVC o de esponja.
Como hemos visto, la recogida de agua de lluvia no solo es una práctica sostenible y ecológica, sino que además es beneficiosa para nuestras plantas y supone un gran ahorro. Colocar depósitos o recipientes en el exterior de nuestro hogar o desarrollar un sistema para dirigir el agua es una excelente apuesta. ¡Anímate, prueba y cuéntanos!
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