Existen diferentes tendencias en decoración y, mientras algunos muestran predilección por los espacios abigarrados, otros se decantan por la mínima expresión decorativa. Sin embargo, que algo sea sencillo no significa que sea fácil; la decoración de salón minimalista requiere estudio y cuidado en la elección de muebles y su distribución. Aquí te dejamos algunas ideas y consejos con los que acertarás seguro.
Sin duda, los salones pequeños son los candidatos perfectos para optar por un estilo minimalista. Por lo tanto, si el tuyo no es precisamente espacioso, esta clase de decoración te vendrá como un guante.
Como ya sabrás, el minimalismo se remonta a la Bauhaus, en plenos años 20, y se basa en la premisa de que ‘menos es más’. Precisamente por ello, se busca reducir los espacios a lo esencial, así como prescindir de todo lo superfluo. De esta manera, nos quedaremos con lo que realmente cumpla una función y, en consecuencia, ganaremos espacio.
Según los expertos, estos salones deben ser armoniosos y equilibrados, además de decantarse por las líneas sencillas. El consejo para una decoración minimalista es apostar por una misma paleta cromática de tonos suaves y neutros. Y, claro, el mobiliario ha de ser el imprescindible para, de esta manera, reforzar la sensación de orden que caracteriza el minimalismo.
Este mueble se convierte en el centro de atención. Por este motivo, deberemos valorar bien nuestras opciones y decidirnos por uno que aúne estética y calidad y que, además, pueda combinarse con butacas, mesas bajas o lámparas de pie.
Cualquier otro mueble que desees incluir, como una estantería o un aparador, debe reunir los mismos criterios de calidad que el sofá, ya que no habrá elementos accesorios que lo camuflen. Si has elegido un buen mueble, brillará con luz propia.
No olvides que el mobiliario minimalista se caracteriza por sus líneas simples y limpias, pero eso no implica que el conjunto sea aburrido, o monótono: también puedes jugar con las texturas, gracias a la inclusión de materiales naturales como la madera, el ratán, el mimbre, la cerámica o la piedra.
Aunque no siempre sea posible,en la decoración de salón minimalista, la luz natural cobra una especial importancia. Es por ello que debemos facilitar su entrada sin obstáculos como cortinas o muebles voluminosos.
Por otro lado, tampoco podemos olvidarnos de la luz artificial. En este sentido, sería conveniente que pudieras regular su intensidad para crear atmósferas según las necesidades de cada momento: lectura, ambiente de cine, una charla distendida con amigos…
Otra manera de entender el minimalismo es unificar los espacios mediante la supresión de tabiques y separaciones que no aportan nada a la estancia o dificultan los recorridos y el paso de la luz. Por lo tanto, atrévete a prescindir de aquellos que resulten innecesarios. Deja que todo fluya.
No se te ocurra dejar a la vista tus trastos, ya que el desorden va en contra del minimalismo. Pero no te preocupes, si eres de los que se lo dejan todo por enmedio, tienes a tu disposición distintos métodos para ocultar cajones y estantes de las miradas indiscretas, ya sea detrás de una puerta cerrada o debajo de una escalera… Verás como luego lo encuentras todo a la primera.
Si ya te has decidido a tener un salón minimalista, sigue nuestros consejos y, cada vez que entres casa, te parecerá que abres tu revista de decoración favorita.