Seguramente la escalera sea uno de los elementos arquitectónicos más antiguos. Desde las excavadas en la roca, hasta las modernas escaleras voladas, pasando por las majestuosas escalinatas renacentistas y barrocas; todas ellas son mucho más que un montón de peldaños para subir y bajar. En muchos casos, tienen un simbolismo religioso o místico y también pueden ser simples aderezos estéticos, pero, sea como fuere, estamos ante la oportunidad perfecta para convertir la funcionalidad en escultura.
Hoy vamos a poner el pie en algunas escaleras cuyos autores merecieron un premio Pritzker. Lleva cuidado, la barandilla no siempre es un factor a tener en cuenta.
No nos cansamos de volver una y otra vez al gran Pritzker brasileño. Y tampoco nos cansamos de revisitar Brasilia, donde se encuentra el Palacio Itamaraty, también conocido como Palacio de los arcos, por su característica estética exterior. Sin embargo, en esta ocasión, cruzamos sus puertas para contemplar una de las escaleras más bellas de la arquitectura moderna. La curva característica de Niemeyer y una simplicidad absoluta marcan este diseño que parece flotar de una planta a otra.
El primer edificio del Pritzker canadiense en su ciudad natal contiene una obra de arte que forma parte de su estructura; su preciosa escalera parece una serpentina ingrávida, suspendida sobre el hall desde el arco de entrada, hasta el techo acristalado. La calidez de la madera de abeto y sus formas sinuosas contrastan con la sobriedad del resto del espacio, una antigua mansión victoriana integrada en el enorme conjunto diseñado por Ghery.
El CaixaForum de Madrid es probablemente una de las mejores reconversiones de arquitectura industrial: de la antigua Fábrica de Electricidad del Mediodía a un espacio dedicado al arte y la cultura. El estudio suizo, Pritker 2001, consiguió respetar una de las pocas muestras en pie de la arquitectura fabril madrileña y, además, la dotó de una personalidad inconfundible. En su interior, una futurista escalera metálica recibe a los visitantes y otra espectacular escalera blanca los lleva de un nivel a otro, desde la primera planta, hasta la última.
Una joya de la Pritzker iraquí situada en un distrito en plena expansión de la capital rusa. En el exterior, bajo la luz moscovita, destacan las distintas plantas que se sitúan, como aplastadas una sobre otra, desplazadas longitudinalmente, con distintos voladizos y balcones. Y, una vez dentro, la escalera brilla con luz propia, llenando el espacio del atrio y sirviendo de eje vertebrador que interconecta las distintas empresas y fomenta la comunicación y el encuentro entre los trabajadores. Eso por no hablar de su increíble diseño. Sencillamente fascinante.
Se podría decir que la escalera de la casa del Pritzker mexicano fue especialmente diseñada para formar parte de un cuadro surrealista. Sus escalones y su color parecen un reflejo distorsionado de las vigas del techo. La teatralidad de la puerta a la que lleva, como suspendida a mitad de pared, y la ausencia de barandilla terminan por generar un ambiente en el que palabras como “arriba” y “abajo” pierden casi todo el sentido.
Fotos: Architectural Digest, MOMA, LOJEL, Flickr