Tu caso no es único. Hay un montón de gente que piensa que su salón es demasiado pequeño para acoger dos sofás, pero merece la pena intentarlo. Al fin y al cabo, todo depende de la distribución y, por supuesto, del tipo de sofá que escojas. Toma nota.
Una manera de salirnos con la nuestra y conseguir alojar en la estancia estos dos sofás sin mayor problema es aprovechar las paredes de una esquina. En concreto, te animamos a que ubiques debajo de una ventana uno de los sofás y un espejo bonito encima del otro. De esta manera, conseguirás luz y el espacio parecerá multiplicarse.
Te puedes decantar por dos sofás de igual tamaño o incluso diferentes. Sin embargo, estéticamente obtendrás un mejor resultado si ambos sofás ofrecen las mismas plazas. Recuerda que entre ellos debe mediar un mínimo de 150 centímetros.
Si no quieres crear una sensación de agobio y pesadez visual, debes esmerarte en la elección de los sofás, porque algunos serán más adecuados que otros para este fin. A lo mejor ese chester kilométrico de piel burdeos que siempre habías deseado tiene que esperar: los expertos recomiendan optar por tapizados con colores claros. Ten presente que estos tonos aportan luz y tienen la virtud de ampliar el espacio, aunque es cierto que son más sufridos los muebles de telas oscuras, sobre todo si hay niños en casa. ¡Ah! También es conveniente apostar por diseños con reposabrazos discretos, pues visualmente pesará menos.
¿Y qué pasa con las patas? Pues, aunque no lo creas, el simple hecho de ver el suelo hace que el sofá adquiera ligereza, por eso un diseño con las patas estilizadas resulta una elección más que perfecta.
Otro aspecto que no hay que descuidar es la elección de la mesa central. En este sentido, lo más adecuado es escoger una de líneas rectas o de cristal. Tampoco subestimes el poder de una alfombra. Te recomendamos que selecciones una de tonos claros y suaves, ya que son capaces de amplificar el espacio.
Todos los esfuerzos y los mejores consejos habrán caído en saco roto si el desorden impera en la estancia. De hecho, hasta los salones más espaciosos pueden parecer mucho más pequeños por culpa de la desorganización. Por desgracia, la única solución pasa por mantener el caos bajo control. Y una manera de conseguirlo es dedicando unos pocos minutos a esta tarea antes de irte a dormir. Así, evitarás que tu nuevo y flamante sofá se convierta en un trastero donde es imposible sentarse.
Estamos seguros de que si sigues estas pautas, lograrás poner dos sofás en tu salón sin que den sensación de agobio. De esta manera, la familia al completo podréis sentaros a disfrutar de una buena sesión de cine y, por supuesto, celebrar un sinfín de veladas interminables con tus amigos.