Siempre hemos considerado la vegetación como una parte fundamental de nuestros proyectos. Queremos edificios más verdes, integrados en un paisaje urbano más habitable y ecológico. Nosotros ya hemos afrontado el reto de la sostenibilidad y llegaremos aún más lejos, pero ¿puedes imaginar una ciudad entera diseñada como un bosque? Pues será en China y será pronto. ¿Quieres saber más?
Seguro que recuerdas los famosos rascacielos que Stefano Boeri levantó en Milán. Los habrás visto mil veces en Instagram y, si no los has contemplado al natural, seguirás pensando que es una imagen virtual. Un render. Y nada más lejos de la realidad. Son de verdad. Eso sí, tan impresionantes, tan rompedores, que no lo parecen.
Estas dos torres de 112 y 80 metros son el hábitat de 11.000 plantas de hoja perenne, 780 árboles y 5000 arbustos. Dos montañas que cambian de color con las estaciones y que son la primera piedra de un proyecto que Boeri ha bautizado como “Urban forestry”, un verdadero planteamiento filosófico que contempla la arquitectura como un agente de forestación urbana. Es decir, justo lo contrario que habíamos visto hasta ahora.
Con un buen número de proyectos en marcha, tal y como podemos ver aquí , su “vertical foresting” ha empezado a extenderse por las principales ciudades del mundo, hasta el punto de que, gracias a su proyecto en Nanjing, el gobierno chino le ha dado las llaves de un nuevo modelo de urbanismo: la ciudad bosque.
Nadie duda del desafío mediombiental que plantean las grandes ciudades en pleno proceso de cambio climático. Por eso llaman la atención las similitudes entre el “Urban Forestry” de Boeri y algunos de los planteamientos de Le Corbusier en su célebre Ville Radieuse, un plan urbanístico de ciudad vertical que en sus orígenes tenía nombre de coche: Plan Voisin. Solo con ese detalle, ya podemos tener una idea del tipo de calles que planteaba nuestro querido Corbu. No obstante, debemos mirar más allá y darnos cuenta de que, aunque sus interminables avenidas estaban pensadas para el coche, las grandes manzanas con rascacielos estaban rodeadas de árboles, con amplios espacios verdes y parques de gran superficie.
Así que, si nos olvidamos de los coches y añadimos los propios edificios como sustrato para la vegetación, tendremos básicamente el plan de Boeri. Un plan que no dista en absoluto de la visión de ciudad que Jesús Gallego, arquitecto de Nature y Marvà 3, nos detallaba en la siguiente entrevista. Una ciudad densa y cubierta de naturaleza.
No vamos a negar que el impacto visual de este modelo urbanístico se lleva gran parte del protagonismo, pero también nos gustaría reivindicar el beneficio medioambiental que conlleva y, para ello, debemos recurrir a los datos.
Si nos centramos en los edificios de Nanjing, estamos hablando de más de 1.000 árboles y cerca de 2.500 arbustos. Veinte especies vegetales distintas capaces producir en torno a 60 kilos de oxígeno al día, mientras absorben 25 toneladas de CO2 al año. Cifras récord que, si se multiplican hasta alcanzar las dimensiones de una pequeña ciudad en altura, pueden transformar radicalmente la huella ambiental de las urbes del futuro.
Para demostrarlo, Boeri tendrá su oportunidad a las afueras de Liuzhou, donde el departamento de planificación urbanística le ha encargado la creación de una ciudad bosque para 30.000 personas con 40.000 árboles y un millón de plantas. Una masa vegetal que recubrirá balcones y azoteas y que cuenta con el potencial de producir 900 toneladas de oxígeno al año y de absorber otras 10.000 de CO2.
Además, tampoco se han dejado de lado otros aspectos relativos a la sostenibilidad, como el abastecimiento energético mediante paneles solares, generadores eólicos y geotermia. Estas medidas, entre otras, como la movilidad eléctrica, contribuirán a la autosuficiencia de las nuevas ciudades.
¿No estáis deseando ver el resultado? Nosotros sí.
Fotos: Stefano Boeri, Archdaily, Pinterest.