Las series están muy bien y es verdad que los televisores son cada vez más planos y tienen cada vez más pulgadas. Pero, admitámoslo, nunca serán tan finas ni tan grandes como la gran pantalla. Y, por muy cómodo que estés, tu salón no tiene la magia de una sala de cine. Vale, también es verdad que hay multicines más pequeños que tu casa, pero hoy veremos los más míticos de Madrid. Pon el móvil en silencio y compra palomitas. Llegas a los trailers.
Hubo un tiempo en el que el cine era una gran fiesta colectiva. Como ya te contamos, algo de ello queda en los cines de verano. Sin embargo, esta semana nos olvidamos del bocadillo, nos vestimos de rigurosa etiqueta y te invitamos a visitar aquellas las salas en las que se forjó el star system actual. Puro glamour: verdaderos templos del entretenimiento construidos para brillar con la presencia de mitos como Gary Cooper, Ava Gardner, o James Stewart.
Seguro que recuerdas una canción titulada Video killed the radio star. Pues, en este caso, la televisión casi mata al cine, pero fue el propio negocio del cine y sus multicines los que más daño hicieron a las salas tradicionales. No solo sacaron el cine de los barrios y del centro de las ciudades, también dejaron vacíos verdaderos tesoros arquitectónicos. Muchos fueron directamente derruidos y otros se convirtieron en comercios que poco honor hacen a su glorioso pasado. Por ello, a modo de tributo, esta semana te traemos a todo color los cines en los que aún puedes sentarte, pero no nos olvidamos del gris de aquellos que fundieron a negro.
Quédate con el nombre de Luis Gutiérrez Soto, porque este gran arquitecto, exponente del racionalismo español, es uno de los más prolíficos en cuestión de cines. El Callao es el primero, en 1926, y quizás por ello es también el menos racionalista de todos. Aunque ya podemos entrever alguno de sus elementos distintivos, como las esquinas curvas o la torre a modo de faro, en el interior predomina el art decó y en el exterior encontramos detalles neobarrocos. Un buen punto de partida para Gutiérrez soto, que afortunadamente se ha conservado y se encuentra funcionando a pleno rendimiento. Como curiosidad, su terraza superior fue diseñada a modo de cine de verano y todavía puede adivinarse el lugar que ocupó la pantalla. Por último, os invitamos a buscar fotografías anteriores a las gigantescas pantallas exteriores que nos impiden ver la composición original de la fachada, con sus tres enormes ventanales y sendos óculos sobre ellos.
El edificio Carrión es uno de los más emblemáticos de Madrid. Su imponente chaflán y el luminoso de Schweppes conforman una imagen internacionalmente reconocible. Fruto de un concurso cuya adjudicación fue, cuanto menos, dudosa, se levantó en Madrid uno de los edificios más avanzados de su tiempo. Unas características que también se dejaron sentir en el enorme cine Capitol. El proyecto de Feduchi y Eced enmarcaba el cinematógrafo en un edificio multifuncional, con hotel, apartamentos de alquiler, oficinas, salón de té, sala de fiestas, cafeterías, comercios… Un concepto que todavía resulta moderno y que requirió la ingeniería más avanzada de su momento. Un buen ejemplo de ello son sus vigas de hormigón de 31 metros de largo por 3 de alto, las más largas de Europa por aquellos años, que permitieron construir la cubierta del cine, el más grande del Madrid de los 30. Hoy en día sus dimensiones siguen siendo impresionantes y se encuentra entre los cines preferidos para los estrenos más importantes de la capital.
El aspecto del Fígaro es más modesto que los anteriores, pero estamos ante una de las obras cumbres del racionalismo español. Aunque en la actualidad funciona como teatro, el proyecto original preveía su uso como cine. Un destino que cambió con el proyecto ya muy avanzado y que obligó a forzar el espacio interior con la consiguiente pérdida de visibilidad en algunas localidades. No es fácil sacarse un escenario de la manga. Tras múltiples y desacertadas reformas, recientemente y, poco a poco, este edificio proyectado según las normas del GATEPAC ha recuperado su antiguo carácter, incluyendo su característico letrero sobre la cornisa superior.
Volvemos a Gutiérrez Soto en uno de sus cines más bellos desde el punto de vista compositivo. Inaugurado en 1931, su fachada personaliza el racionalismo expresionista y su interior, de formas curvas y limpias acogió infinidad de películas hasta 1974. En 1980 pasó a ser la discoteca Pachá y hoy en día continúa su actividad con sala de baile. Pesé a haber perdido su función cinematográfica, su actual uso recreativo tampoco le es ajeno, ya que el proyecto original incluía una sala de fiestas y un bar en dos niveles, así como una terraza superior para el cine de verano, al igual que el Callao.
No queríamos acabar sin recordar aquellos cines menos afortunados, desde los derribados hasta los que, pese a mantenerse en pie, han perdido su identidad o han sido víctimas de rehabilitaciones controvertidas. Os invitamos a investigar un poco para conocer la otra gran sala de Gutiérrez Soto, el Cinema Europa, ahora utilizado como local comercial. No muy lejos, tampoco podéis perderos el Gran Metropolitano, una joya del art decó integrada en un conjunto de edificios protegidos que sucumbió en 2003.
No obstante, siempre nos quedará el precioso Cine Doré, que resurgió de un estado ruinoso para convertirse en la Filmoteca Española. Y tampoco está nada mal el ejemplo del decadente Cine Alba, ultima sala X de la capital, recientemente convertida en La Sala Equis, un local cultural de lo más cool. Mientras exista el cine, la magia es un factor a tener en cuenta.