La madera es una constante en la historia de la arquitectura. Su abundancia, facilidad de manipulación y cualidades estructurales son buenas razones para elegirla como material de construcción. Pero, tras décadas de hormigón y acero, existe otra aún más importante: la sostenibilidad. ¿Imaginas un rascacielos de madera?
Existen varios mitos sobre las construcciones de madera, como su debilidad, o su peligro de incendio. Sin embargo, estamos ante uno de los materiales más fuertes y con mejor comportamiento ante el fuego. Además, las nuevas técnicas de manipulación permiten hacer de la madera un supermaterial, con mayor flexibilidad que el hormigón y mucha más resistencia al fuego que el acero. Al fin y al cabo, esas dos características ya estaban ahí, solo había que aprovecharlas. ¿Cómo? Vamos a ver:
O, en sus siglas en inglés, CLT (Cross Laminated Timber). El nombre de esta técnica de fabricación ya da pistas sobre su concepción: básicamente consiste en cruzar tablones encolados de manera perpendicular, con lo que se obtiene una mayor rigidez estructural en ambos sentidos. Aunque en un principio se empezó a utilizar como soporte para grandes infraestructuras y obras públicas, su función ha trascendido la de encofrado de alta resistencia y ha dado el salto a material estructural en la construcción de rascacielos de madera.
Una gran ventaja de la CLT radica en sus posibilidades de prefabricación. Gracias a que la construcción del material y su acabado se realizan en el mismo lugar, es muy sencillo adaptar las piezas para luego ser ensambladas sobre la estructura en el edificio. Además, como las piezas se finalizan con un impermeabilizante incoloro, es perfectamente utilizable sin necesidad de aplicarle ninguna terminación adicional. Tan solo la madera, con sus vetas, y el entramado de fibras en los bordes que queden a la vista. Una opción perfecta para paredes, techos, revestimientos… rápida de fabricar, muy eficiente energéticamente y con una huella ambiental mínima.
En cuanto a eficiencia energética, la madera es el material perfecto. A pesar de las cualidades estructurales que acabamos de ver, no podemos ocultar que todavía es más caro construir con madera en lugar de hormigón, pero una cosa es construir y otra es mantener. Los edificios de madera son hasta un 90% más eficientes que las construcciones tradicionales. Basta con decir, tal y cómo leíamos en El País, que una pared de madera aísla 15 veces más que una de ladrillos. Y no todo es dinero; la madera también aporta un valor intangible; la certeza de estar contribuyendo a la salud del planeta.
A pesar de las muchas ventajas que hemos expuesto, lo cierto es que la madera todavía no es, ni mucho menos, un material habitual en la arquitectura contemporánea. Sobre todo en España, donde, según las declaraciones de Pere Linares para El País, los edificios con estructura de madera constituyen solo un 2% del total, frente al 98% de los países nórdicos, o el 40% de Alemania. Así y todo, grandes proyectos, como el edificio de viviendas protegidas de Hondarribia, o el Edificio La Borda en Barcelona, poco a poco se van abriendo paso en el panorama inmobiliario español.
Pero ¿y fuera? Si miramos fuera de nuestras fronteras, enseguida encontraremos edificios espectaculares, como el rascacielos Mjøstårnet, con 85 metros de altura y 18 plantas, diseñado por Voll Arkitekter en Noruega. Y, en este mismo país, unos años antes The Tree, con 51 metros, ya había sentado las bases para lo que está consolidándose como la técnica constructiva mayoritaria en los países nórdicos. Algo que también comienza a tomar forma al otro lado del atlántico, donde podemos ver ambiciosos proyectos como el conocido Tall Wood Buildind, una residencia de estudiantes de 53 metros de altura en Canadá. Eso sí, cualquier cosa parece pequeña al lado de los 350 metros de altura de la torre que la empresa nipona Sumimoto Forestry planea construir en Tokio en 2041.
Fotos: Maris Tomba, Susimoto Foretry, The Architect Newspaper, Dezeen, AASARCHITECTURE, Ecoinventos, El País