Con el verano a la vuelta de la esquina, os traemos nuestra selección particular de casas con piscina. O piscinas con casa, porque todas ellas tienen un elemento en común, el agua como parte fundamental del proyecto. Un enfoque vanguardista que nos ofrece algunas de las viviendas más espectaculares construidas dentro de nuestras fronteras.
La inclusión del agua en la arquitectura de una casa siempre ha sido símbolo de riqueza. Desde el impluvium de las domus romanas, resguardado en la quietud del patio central, hasta los estanques y fuentes de la Alhambra y el Generalife; el agua ha dominado la dimensión más introspectiva de los espacios que aspiramos a habitar. Esta semana, os invitamos a descubrir los mejores ejemplos de cómo la arquitectura moderna ha sabido aprovechar el potencial del agua para crear auténticas obras de arte.
Un caso paradigmático de “¿Es un render?”. La complejidad estructural de la Casa Hemeroscopium se presenta con una sencillez formal impecable. Una suerte de enormes vigas que apoyan unas sobre otras con una solidez que parece justificar la audacia de sus voladizos. Sin embargo, la rotundidad del proyecto no evitó más de un año para calcular su viabilidad. Un plazo que da buena cuenta de la dificultad del proyecto, más aún cuando descubrimos que su ensamblaje se realizó en solo siete días.
La casa se dispone en torno a un patio que da luz a todas las estancias y que contiene una piscina que, a su vez, está sobrevolada por otra de longitud olímpica contenida en una viga en “u”. Esta otra, suspendida en el aire y terminada en una lámina de vidrio, se prolonga más allá de los límites de la gravedad y determina la identidad del proyecto. Sin lugar a duda, un ejemplo perfecto de que la ingeniería llevada al extremo tiene una fuerza estética insuperable.
Después del maravilloso brutalismo despiadado de la Casa Hemeroscopium, la Casa del Acantilado nos provoca una sensación de paz infinita. Tan infinita como el mar al que se proyecta desde un gran voladizo que parece despegar en la escarpada costa de Calpe.
En esta ocasión, la blancura característica de Silvestre potencia el contraste de los volúmenes contra el cielo mediterráneo, al tiempo que refleja la luz de la Costa Blanca y resalta la pureza minimalista de su diseño. La ventana, la escalera, la terraza y la piscina. Tan solo cuatro piezas que perfectamente dispuestas dan lugar a un proyecto inconfundible. De hecho, la propia casa parece una abstracción del entorno, las paredes blancas, verticales, y abajo la lamina de agua, como un fragmento robado al mar y puesto a modo de horizonte privado.
Frente al océano, en Cádiz, el genial Campo Baeza proyecta una casa que surge desde una suave pendiente como el muelle de un puerto inconcluso. Un diseño sencillo, una gran losa de mármol travertino que casi semeja la arena circundante. Los huecos son cuadrados, rectangulares, distribuidos por tamaños, todos regulares, en una secuencia limitada.
Desde abajo, un conjunto algo pesado, como un podio enorme, nada áereo Y, justo encima, en su cubierta, todo lo contrario; los límites se difuminan y se convierten en los confines del paisaje: el horizonte, la playa y, de nuevo, la lámina de agua como una réplica del mar. Un mar particular que ha quedado inserto en la piedra como si la casa hubiera emergido de la arena de un día para otro.
Aunque todavía no exista, no podíamos dejar de incluir el espectacular proyecto de Kandalgaonkar, ya célebre por sus propuestas digitales de arquitectura integrada en la naturaleza. En este caso, se busca el contraste entre la geometría simple de los módulos apilados y la plasticidad de las grandes moles de roca que componen los acantilados.
Un planteamiento en apariencia simple, pero capaz de generar una serie de espacios muy interesantes en la intersección de los bloques y, sobre todo, en su parte inferior, donde la piscina toma forma de cala natural, solo contenida por un muro de hormigón. Así, las demás paredes de la piscina son las propias rocas, que se internan en el agua para terminar en la arena de la playa.
También merece la pena el diseño de las escaleras exteriores, que dan acceso a la casa y conectan los distintos niveles desde lo alto del acantilado hasta la orilla del mar. Un ejercicio de diseño localizado en la maravillosa costa de Lanzarote.
FOTOS: Ensamble Studio, Roland Halbe, Diego Opazo, Amey Kandalgaonkar.