Fundada sobre una fortaleza Romana, San Cugat creció en torno al espectacular monasterio que le da nombre. Una pequeña población rural que cambió su fisionomía a principios del siglo XX, cuando se erigió como uno de los principales núcleos de veraneo de la burguesía barcelonesa.
Desde entonces, gracias a sus privilegiadas condiciones climáticas y a su proximidad a la capital, San Cugat ha continuado su expansión, hasta sobrepasar los 90.000 habitantes y consolidarse como una de las opciones más atractivas para vivir en la provincia de Barcelona. Su oferta de servicios, con colegios, universidades, hospitales, red de Rodalíes, museos y teatros es una referencia para toda Cataluña.