Luna Paiva nació en París, se crió entre Argentina y Francia y vive en Barcelona. Un vuelo con escalas en el que el arte ha sido el destino, independientemente de la pista de aterrizaje. Hija del reconocido pintor y fotógrafo Rolando Paiva y de la galerista Teresa Anchorena, sus obra es pura libertad formal, la lógica o no tan lógica, consecuencia de una mezcla de escenarios y formas de ver el mundo. Una vuelta de tuerca a los objetos cotidianos, como sus torres de sillas en bronce, o una suerte de organicismo monumental, como sus esculturas de plantas o los tótems de piedras, también en bronce.
Tras licenciarse en Historia del Arte y Arqueología por La Sorbonne, Luna se mudó a la New York University, donde curso estudios de dirección cinematográfica, a los que siguieron la formación en fotografía de la mano de su padre y una estancia en el Laboratorio de cine del Di Tella. El bagaje perfecto para la trayectoria artística que ha desarrollado, entre la cual destacan la fotografía, la cinematografía y, por supuesto, la escultura.
Precisamente, en esta última, hemos tenido la oportunidad de colaborar en la creación de una obra que conmemora la inauguración de nuestro proyecto Ikon, en Valencia. Un rascacielos diseñado por Ricardo Bofill, a quien Luna conoció bien y con quien tuvo una gran conexión emocional y artística. Fruto de ella, a los pies del edificio de Bofill, se alza la obra “Balanced Stones”, firmada por Luna Paiva y donada a la ciudad por Kronos Homes, como parte de nuestro programa de donaciones de esculturas para acercar el arte a las ciudades en las que estamos presentes. Realizada en bronce y con una marcada composición vertical, la escultura hace un guiño al carácter totémico de Ikon, al tiempo que subraya su faceta más espiritual, como símbolo de una ciudad en plena transformación y como legado de uno de los arquitectos más brillantes del siglo XX.