En este post, os presentamos a Alejandra Pombo, una interiorista que nos encanta por su habilidad para mezclar ambientes neutros con colores potentes, iconos del diseño con texturas naturales y obras de arte con espacios desenfadados. A nosotros nos encanta ¿y a ti?
Alejandra Pombo ha recorrido un camino de evolución constante en su carrera, gracias a una habilidad camaleónica para combinar elementos aparentemente opuestos. En sus inicios, se inspiró en la visión estética de Pascua Ortega, quien la guió en sus primeros pasos en el mundo del diseño de interiores, ayudándola a explorar y a refinar sus preferencias. Junto a él, se sumergió durante seis años en un aprendizaje del que emergió con una comprensión clara de sus gustos y con la capacidad de incorporarlos a un lenguaje propio. Hoy, con más de una década de experiencia, su trabajo destaca por la luminosidad, la calidez y la creación de espacios armoniosos, donde la estética y la funcionalidad se entrelazan en una sinergia distintiva.
Para nuestra protagonista, la frase que enciende su motivación es simple pero poderosa: "Alejandra, esta casa soy yo". Su principal objetivo es reflejar la esencia y la personalidad de sus clientes en cada aspecto del diseño, ya sea la elección de mobiliario, paletas de colores o disposición de elementos. Considera que un diseñador de interiores debe desempeñar un papel fundamental como asesor, adaptándose de manera flexible a las necesidades de sus clientes y dejando una huella personal en cada proyecto. Para conseguirlo, sus espacios incorporan elementos como texturas naturales combinadas, volúmenes poderosos y una generosa presencia de la luz. A este respecto, en una entrevista en la revista AD, Alejandra también enfatiza su naturaleza intrépida, adaptable y versátil: "Tenemos la capacidad de adaptarnos a diversos estilos, por eso nos eligen. Dedicamos mucha energía a esta premisa". Una circunstancia que explica por qué confiamos en ella para encargarse del interiorismo de Nolita, nuestro gran proyecto residencial diseñado por Óscar Miguel Ares y G-33 en Valladolid.
Si bien se ha especializado en el diseño de residencias privadas, Alejandra ha firmado proyectos de renombre, incluyendo restaurantes destacados como Fismuler, donde codiseñó con Arquitectura Invisible un espacio basado en la austeridad y la simplicidad, además de su contribución en el Numa Pompilio del Grupo Paraguas y en la creación de interiores para la popular cadena Lateral. En la misma línea, un momento crucial en su carrera llegó de la mano del Grupo Vincci, cuando colaboró en el diseño de uno de sus hoteles, marcando un giro significativo en su trayectoria.
Todo ello sin olvidar ambiciosos proyectos gastronómicos, como Fayer y T22, en Madrid, y El Cuartel del Mar, en Chiclana de la Frontera. Desde una edad temprana, Alejandra tuvo claro cuál era su verdadera vocación, y afortunadamente, ha conseguido convertir su pasión en su profesión. Cuando le preguntan acerca de sus aspiraciones, su respuesta es inmediata: “Que cada día sea un desafío". Una actitud que define aún más su perfil y demuestra un afán de superación que la han llevado a lo más alto del diseño de interiores en España.