Eduardo Souto de Moura, premio Pritzker 2011, ha pasado de ser discípulo de Siza y admirador de Mies a consolidar un lenguaje propio, basado en la adaptación y la falta de prejuicios. Y lo ha hecho a lo largo de una trayectoria enormemente exitosa, pero siempre honesta y socialmente responsable. En ningún momento ha dado la espalda al poder de la arquitectura como agente de transformación social, pero tampoco se ha quedado en la funcionalidad. Para él, arte y arquitectura van de la mano. En su propias palabras, su concepto de lujo es “Cuatro paredes blancas bien hechas con un Picasso en medio”.
En su manera de entender la arquitectura, los lugares juegan un papel fundamental. Se trata de un proceso de eterno retorno, de revisitación y replanteamiento de lo conocido. Una forma de hacer extraordinarios los lugares comunes. Si pensamos en su proyecto favorito, el Estadio Municipal de Braga, recordaremos que en algún momento contuvo la casa en la que nació su padre. Si recordamos la Pousada de Santa María do Bouro, restaurada por él, leeremos que, entre sus paredes, años antes, su tío ejerció la medicina y su madre se recuperó de una larga enfermedad. Sincronicidades que nos desvelan un universo abarcable que se ha ido expandiendo a medida que el arquitecto lo diseñaba. Recuerdos personales transformados en espacios universales.
Mención aparte merece el mercado de Calanda, una maravillosa obra racionalista concebida como un lugar para la comunidad. Una calle cubierta que, con el tiempo, se volvió obsoleta. Los nuevos hábitos de consumo, el crecimiento del barrio y su deterioro estructural fueron definitivos: cuando el ayuntamiento le preguntó a Souto de Moura qué pensaba hacer para restaurarla, él respondió que demolerla. Y lo hizo, al menos en parte. El arquitecto eliminó la cubierta y creó un pasaje ajardinado, flanqueado por las antiguas columnas descabezadas, sosteniendo el vacío y con la armadura del hormigón retorcida contra el cielo. Así creó el escenario perfecto para plantea una nueva función: escuela de música y centro cultural.
Un nuevo enfoque que mantenía su función de cohesión espacial y social. Un uso distinto con un mismo cometido. De las manos y la imaginación de Souto de Moura ha salido nuestro proyecto The One. Un residencial moderno que se integra en la avenida de João XXI en Lisboa. Un barrio de edificios art decó, entre los que The One destaca sin interferir. Su fachada sencilla deja el entramado estructural en primer plano y las viviendas se abren a la calle a través de enormes ventanales. Un proyecto donde cada detalle está pensado para incrementar la calidad de vida de los residentes. Desde la pieza más pequeña, hasta el propio concepto de edificio y su relación con el entorno. Algo que solo está al alcance de los más grandes arquitectos.
Contemporánea, pero sin renunciar a la tradición. Así es como valoraron la obra de Eduardo Souto de Moura quienes decidieron otorgarle el conocido como “Nobel de la Arquitectura”. Pero ¿quién es en realidad este gran arquitecto portugués que defiende la coexistencia de las construcciones con la naturaleza, apuesta por un estilo minimalista y se ha convertido en un experto de la reconversión?
Nacido en Oporto el 25 de julio de 1952, Eduardo Elísio Machado Souto de Moura, hijo de un oftalmólogo y un ama de casa, cursó estudios en la desaparecida Escuela Superior de Bellas Artes de la ciudad portuguesa y en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Oporto. Y su trascendente decisión de dedicarse a la arquitectura lo atribuye a un encuentro en Zúrich (Suiza) con el artista estadounidense Donal Judd, asociado al movimiento minimalista.
En su etapa estudiantil, Souto de Moura colaboró con los arquitectos Noé Diniz y Álvaro Siza. Y en 1980, tras obtener el título, inició su andadura como arquitecto independiente abordando uno de sus proyectos más emblemáticos: el Mercado Municipal de Carandá, en Braga. Una obra que planteó como una calle cubierta y que, décadas después, ahogada por la proliferación de otras construcciones en su entorno, se replanteó como escuela de música y centro cultural.
Desde aquellos inicios, la visión arquitectónica de Eduardo Souto ha quedado plasmada en numerosos trabajos: conjuntos residenciales, viviendas unifamiliares, espacios culturales y deportivos, etc.
Esa experiencia ha sido compartida como docente. Una faceta que comenzó en 1981 al ser nombrado ayudante de carrera en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Oporto. Una institución en la que impartió clases hasta 1990 y a la que regresó en 2003. De igual manera, ha sido profesor invitado en varias escuelas y facultades de arquitectura europeas. Entre ellas:
Fiel a la localidad que lo vio nacer, Souto de Moura vive en una casa diseñada por él y ubicada en una zona muy exclusiva de Oporto: Foz do Douro. Tanto su esposa como dos de sus hijas son arquitectas. Y trabaja en un estudio situado en un edificio que comparte con otras dos estrellas de la arquitectura portuguesa: Álvaro Siza y Rogério Cavaca.
En cuanto a las características de la arquitectura de Eduardo Souto de Moura, el portuense no oculta quiénes han sido sus principales influencias.
Cuando Eduardo Souto de Moura habla de sus obras, reconoce que busca crear un paisaje exacto. Amante de la originalidad, la sostenibilidad y el respeto al entorno, destaca por un exquisito empleo de los materiales (acero, granito, hormigón, ladrillo, madera, mármol…). Y no duda en afirmar que le hubiera gustado diseñar el Partenón de Atenas o el Pabellón Alemán que Ludwig Mies van der Rohe y Lilly Reich proyectaron para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929.
En la película El sentido de la arquitectura producida por Kronos Homes, Souto de Moura declara que, para él, “la arquitectura es un servicio. En mi caso, comienza por la forma y después realizo una síntesis basada en la intuición. Cuando construyo, transformo. Y voy transformando a medida que se me presenta un problema. Cada caso es diferente”.
La amplia y sobresaliente trayectoria profesional del arquitecto portugués fue reconocida con el Premio Pritzker en 2011. Pero el mayor reconocimiento de la arquitectura no ha sido el único galardón que ha obtenido Souto de Moura. Entre otros, cabe destacar los siguientes reconocimientos:
Llegado el momento de embarcarse en un proyecto, Souto de Moura tiene claro que es un ejercicio de responsabilidad. “Las personas van a recordar el antes y el después de ese lugar”, observa en la película El sentido de la arquitectura. Y reconoce que los arquitectos deben reducir su mundo a un papel. “Por eso son esquizofrénicos”, advierte.
Del mismo modo, admite que le gusta abarcar desde trabajos pequeños hasta proyectos a gran escala. Así, tan pronto acepta diseñar una vivienda unifamiliar o un conjunto residencial como proyectar el Estadio Municipal de Braga, una de sus obras más icónicas.
Entre otras, estas son algunas de las obras más destacadas que ha liderado el arquitecto portugués:
Durante su trayectoria profesional, Souto de Moura ha proyectado numerosas viviendas. Entre ellas, las que forman parte del proyecto The One de Kronos Homes en Lisboa. Se trata de la visión más urbana de la arquitectura del portugués. Una creación única que marca un nuevo estándar de calidad en la oferta residencial de la capital lusa.
“Mi padre es un gran fan de Eduardo. Así que conozco su trabajo desde hace más de 20 años. Y cuando empezamos a crecer en Lisboa, siempre tuve claro que debíamos trabajar juntos. Ha sido un honor colaborar con él y aprender más sobre su percepción de la arquitectura, que se diferencia mucho de la de otros arquitectos”, declara Saïd Hejal, CEO de Kronos Homes, en El sentido de la arquitectura.
El resultado es un residencial ubicado en la avenida João XXI –una de las mejores zonas de Lisboa– que se caracteriza por su elegancia, luminosidad, sostenibilidad y espacios comunes. Un legado más de quien piensa que basta existir para dejar un recuerdo. “Me gustaría saber si he contribuido en algo a la felicidad de las personas”, se pregunta Eduardo Souto de Moura en la película de Kronos Homes.